
menos de un mes, en su segunda gestión como presidente, Donald Trump está determinado a cumplir su slogan “Make America Great Again”. No ha perdido tiempo desde el pasado 20 de enero, cuando empezó a tomar medidas audaces que refuerzan su visión de “Estados Unidos primero”. En contraste con el estancamiento y la corrección de las políticas impuestas por administraciones anteriores, Trump ha tomado medidas decisivas en materias de inmigración ilegal, políticas de género en los deportes y eficiencia gubernamental. Lo amen o lo odien, una cosa es innegable: Trump cumple.
Una de las decisiones más aplaudidas de Trump ha sido el restablecimiento de la equidad en los deportes femeninos. Esto garantiza que solamente las mujeres biológicas puedan competir en categorías deportivas femeninas, es decir ha defendido la integridad de la competencia y ha protegido las oportunidades para las niñas en todo el país. Los críticos pueden denunciar discriminación, pero en realidad, se trata de una corrección necesaria a años de políticas equivocadas que antepusieron la ideología a la realidad biológica, sentido común.
La ley Laken Riley, esta norma inspirada en el asesinato de una joven a manos de un venezolano indocumentado, facilitará la deportación de aquellos que se encuentren en situación ilegal y estén acusados de cometer delitos menores, que se tramitará sin necesidad de juicio directamente en el momento del arresto. Durante años, los ciudadanos estadounidenses han pagado el precio de una frontera sin controles. Trump está demostrando una vez más que está dispuesto a hacer lo que otros no quieren o no quisieron: cumplir la ley. En cuestión de semanas, el ICE ha intensificado sus operaciones y ha arrestado a miles de inmigrantes ilegales, incluidos delincuentes. Las deportaciones están en marcha y el mensaje es claro, los días de fronteras abiertas y protección de ciudades santuario han terminado y algunos países se encuentran preocupados especialmente aquellos que ya recibieron aviones con sus compatriotas, algo que sí llamó la atención fue el decenso de los mismos esposados de manos o incluso en los pies. La administración incluso está considerando enviar a los peores infractores a la bahía de Guantánamo, una medida que indica tolerancia cero para los infractores de la ley.
Entre otras medidas, la decisión de Trump de retirarse de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una declaración contundente contra la burocracia globalista. El manejo de la pandemia por parte de la OMS y su continua deferencia hacia China dejaron en claro que la organización no actúa en el mejor interés de Estados Unidos siendo que es o bueno era el mayor contribuyente con 500 millones de dólares frente a 39 millones de dólares por parte de China y otros países incluso menos. Por esa razón Trump argumentó que le parecía injusto que los contribuyentes estadounidenses financien una institución que prioriza la política sobre la ciencia. Esta medida, aunque controvertida, es un paso necesario para poner en primer lugar la soberanía estadounidense.
Por otro lado, una decisión histórica es la maniobra de Trump de revelar registros clasificados sobre los asesinatos del presidente John F. Kennedy y el Dr. Martin Luther King Jr. Durante décadas, los estadounidenses han exigido transparencia, pero las administraciones anteriores, tanto demócratas como republicanas, se negaron a actuar anteriormente. Definitivamente Trump está demostrando una vez más que no tiene miedo de desafiar al establishment y nos encanta.
Donald Trump es un presidente que resuelve. No ha llegado todavía al primer mes en el cargo y ya tenemos testimonio de su voluntad de tomar medidas audaces, incluso frente a una oposición feroz. Ya se trate de proteger los deportes femeninos, hacer cumplir las leyes de inmigración o desmantelar la ineficiencia del gobierno, está avanzando a un ritmo que los conocedores de Washington nunca esperaron. Además de contar con el senador J.D. Vance como vicepresidente, el presidente Trump ha fortalecido su equipo con la designación de Karoline Leavitt, de 27 años, como la nueva secretaria de prensa de la Casa Blanca. Leavitt, definitivamente un as bajo la manga, reconocida por su firme defensa de Trump y gran habilidad comunicativa, ha anunciado una reestructuración en la sala de prensa, abriendo espacio para ‘influencers’, podcasters y blogueros, ampliando así el alcance mediático de la administración. Esta estrategia busca diversificar las voces mediáticas y conectar con audiencias más jóvenes y diversas, algo que también podemos atribuir a su hijo Barron y a su nieta Kai, que le aconsejaron hacer exactamente eso durante la campaña.
La rápida toma de decisiones de Trump es innegablemente eficaz para implementar su agenda, pero también plantea preguntas difíciles. Si bien la protección de los deportes femeninos y la exposición de archivos gubernamentales ocultos resuenan con muchos estadounidenses, otras acciones, como la aplicación agresiva de las leyes migratorias, tienen consecuencias, se están separando algunas familias y los residentes de larga data, algunos de los cuales han construido sus vidas en Estados Unidos, ahora enfrentan un futuro incierto de vuelta a los países de los que se despidieron en busca del sueño americano.
Para quienes valoran la ley y el orden, la ofensiva migratoria de Trump es una corrección largamente esperada a años de aplicación laxa. Pero para otros, representa un enfoque duro e implacable que ignora las de la migración.
La presidencia de Trump es un recordatorio de que un liderazgo fuerte tiene sus pros y sus contras. Está cumpliendo sus promesas, pero no está libre de controversias. Depende de la perspectiva de cada uno si sus acciones serán vistas como correcciones necesarias o como una extralimitación temeraria. Sin embargo, una cosa es cierta: Lo ames o lo odies, Trump no tiene miedo de sacudir el sistema y cumplir sus promesas.
Claudia Prado Aguirre es periodista.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad de la autora y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.