
ara Bolivia y el sector privado, la única buena noticia a corto plazo es que no habrá control de divisas. Pero, ¿y después qué?
Siendo optimista, las propuestas actuales, incluso si se ejecutan con éxito, no generarán resultados tangibles antes de al menos tres años:
1. Se busca obtener más financiamiento, pero únicamente para cubrir el gasto público, sin un enfoque en fortalecer las reservas internacionales, que son cruciales para la estabilidad económica del país.
2. No se han planteado medidas concretas para recortar el gasto público ni para reducir el déficit fiscal, perpetuando un problema estructural que afecta la economía nacional.
3. La disponibilidad de dólares se ha condicionado a que el sector privado haga las gestiones para aprobar los créditos en la Asamblea Legislativa. En otras palabras, no hay una estrategia efectiva para aumentar la oferta de dólares en el mercado.
4. Además, ningún financiamiento actualmente en proceso de aprobación es de "libre disponibilidad", y aun si estos recursos se ejecutaran en su totalidad de inmediato (una utopía), serían insuficientes para cubrir las necesidades de Bolivia en su conjunto.
5. En cuanto a los combustibles, no se han adoptado medidas para eliminar el 40% del déficit causado por la ineficiencia, la corrupción y el contrabando. Esto significa que el combustible seguirá siendo la caja chica para actividades ilícitas, y el desabastecimiento temporal se convertirá en la nueva normalidad.
La crisis económica actual no se resolverá con las medidas propuestas, que carecen de un enfoque integral y efectivo. Es urgente que el gobierno implemente políticas inmediatas para reforzar las reservas internacionales, recortar el gasto público, y atacar de raíz las causas del déficit en la provisión de combustibles.
César Dockweiler es coronel de la Fuerza Aérea y economista experto en Planeación Estratégica y Administración de Empresas.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.