
l mes del Orgullo LGBTQ+ es una oportunidad perfecta para reflexionar sobre la inclusión en nuestra sociedad y los avances que hemos visto en términos de igualdad y aceptación, especialmente en los últimos años. No obstante, también es crucial diferenciar entre una inclusión genuina y la inclusión forzada, que a menudo genera más rechazo que aceptación.
Por un lado, la inclusión auténtica es un reflejo de la diversidad y la riqueza cultural que existen en nuestra sociedad, así permite que todas las personas, independientemente de su identidad de género, orientación sexual, raza o religión, sean vistas y escuchadas. A nivel internacional, se ha visto un avance bastante significativo en términos de derechos y reconocimiento de la comunidad LGBTQ+. Normativas como la Ley de Igualdad de Matrimonio en diversos países y la protección contra la discriminación en el lugar de trabajo son pasos importantes hacia una sociedad más inclusiva.
Sin embargo, la inclusión forzada en los medios de comunicación y el entretenimiento puede ser contraproducente. Un ejemplo claro de esto es la serie "Bridgerton" de Netflix. La serie ha sido criticada recientemente por el cambio de un personaje clave en uno de los libros más esperados, la historia de Francesca, “El corazón de una Bridgerton”. Donde tocan temas importantes como el luto y la infertilidad, en el cual encuentra el amor nuevamente en un hombre llamado Michael, primo de su difunto esposo, con quien logra formar una familia, pero, de manera sorpresiva en la serie se presentó a Michaela, cambiando el género a un personaje muy esperado. Aunque la intención de representar la diversidad es noble, la ejecución ha sido vista por muchos como una alteración innecesaria de la historia, lo que puede llevar a la percepción de que la inclusión se está forzando, en lugar de integrarse de manera natural y orgánica en otros personajes que no están ya marcados, sino hacerlo en historias nuevas y no en las adaptaciones que ya tienen su base de fans.
Disney también ha sido objeto de críticas por su enfoque en la inclusión en sus producciones más recientes. La película La Sirenita, "The Little Mermaid", con una Ariel afroamericana y "The Eternals" con personajes LGBTQ+ han generado debate. Mientras algunos celebran la diversidad, otros sienten que estas decisiones se toman más para cumplir con una agenda de inclusión que por razones narrativas o artísticas.
Es importante destacar que la inclusión en la sociedad es positiva y necesaria. La representación de diferentes grupos en los medios de comunicación puede ayudar a normalizar la diversidad y promover la aceptación. Sin embargo, cuando la inclusión se percibe como forzada, puede resultar en una reacción negativa del público, que puede sentir que se está imponiendo una agenda en lugar de contar una historia auténtica.
La clave para una inclusión exitosa en los medios es la autenticidad. Las historias deben reflejar la diversidad del mundo de manera orgánica y natural. En lugar de imponer la inclusión, los creadores de contenido deben centrarse en contar historias que resuenen con el público y que incluyan personajes diversos de manera que enriquezcan la narrativa. Esto implica investigación, empatía y, sobre todo, un profundo respeto por las experiencias vividas por personas de diferentes orígenes. Cuando los personajes diversos se sienten reales y sus historias se entrelazan naturalmente con la trama principal, el público puede identificarse y conectar emocionalmente con ellos, lo que enriquece la experiencia narrativa.
Un ejemplo de inclusión auténtica es la serie "Pose" que aborda la cultura ballroom de la comunidad LGBTQ+ de Nueva York en los años 80 y 90. Los personajes no solo son diversos en términos de identidad de género y orientación sexual, sino que sus historias reflejan auténticamente las luchas y triunfos de la comunidad LGBTQ+ de la época. La serie no fuerza la inclusión, sino que presenta personajes cuyas vidas y experiencias son fundamentales para la narrativa.
En resumen, la inclusión es fundamental para construir una sociedad más justa y equitativa. Sin embargo, debe hacerse de manera auténtica y respetuosa, evitando la percepción de que se está forzando una agenda. Solo así podremos avanzar hacia una verdadera aceptación y reconocimiento de la diversidad.
Claudia Prado es periodista.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad de la autora y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.