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Cuando un país, región o localidad sufre un desastre de magnitud, el Estado y la sociedad no pueden quedar indiferentes, como si nada pasara, mirar al costado y seguir su ritmo, sobre las evidencias del desastre.
En esos casos, el Estado y la sociedad toman una serie de medidas administrativas y de colaboración social que permiten salir del desastre, rescatar lo que queda y volver al ritmo de las actividades en mejores condiciones a las anteriores.
I. Justificación
El MAS, en sus veinte años de gestión, ha dejado la educación boliviana en calidad de desastre nacional y, frente a esa situación, no podemos engañarnos ni seguir indiferentes como si “aquí no pasara nada”. Esa sería una irresponsabilidad. Pero, tampoco podemos seguir elaborando diagnósticos (ya se tienen suficientes), ni enredarnos en propuestas demagógicas distractivas. Hay que enfrentar el desastre, identificar lo urgente y lo factible, enfocando la atención en los aspectos referidos a los aprendizajes de los estudiantes; es decir, en la gestión pedagógica.
¿Cuáles son esas características del desastre educativo boliviano?
Un resumen de la evaluación del LLECE hecha a estudiantes bolivianos y publicada en 2019, indica que, en lectura, uno de cada dos estudiantes de tercer grado de primaria no comprende lo que lee, no interpreta el lenguaje figurado, ni puede emitir juicios y en matemáticas, no dominan las habilidades fundamentales (secuencias numéricas, convertir medidas, hacer operaciones, etc.). Esta situación se arrastra durante el resto de los años de estudio hasta el bachillerato. Así, el “Análisis del diagnóstico preliminar de secundaria 2023” realizado por el Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa (OPCE) seis años después a, podría decirse, la misma generación de estudiantes, se evidencia que éstos arrastran deficiencias crónicas en las materias fundamentales (matemáticas, lenguaje y ciencias). Lamentablemente, un alto porcentaje de los bachilleres no tienen un dominio adecuado en escritura, evidenciado por dificultades de redacción, cohesión textual o corrección gramatical y gran parte de ellos no saben leer, no entienden lo que leen y, por tanto, no pueden aprender. Estas evidencias, que no se pueden ocultar, dan fe de la baja calidad del servicio educativo y de la triste conclusión que gran parte de los bachilleres se gradúan como analfabetos funcionales.
Lamentablemente, esta situación de desastre se arrastra desde hace décadas. Todo ese tiempo se ha actuado como si todo estuviera bien. Cada año se inicia el año escolar con promesas vanas; las dos primeras semanas se hace un breve repaso de lo estudiado el año anterior, así se intenta nivelar a los estudiantes que muestran algunos rezagos y luego de ello se procede a avanzar, a galope tendido, el currículo establecido para la gestión. Que los estudiantes sigan el ritmo es su problema y deben resolverlo como puedan, la instrucción administrativa es la de avanzar contenidos y lograr los objetivos curriculares previstos. Esta conducta, indiferente frente al desastre educativo que vivimos, hace que los estudiantes arrastren un acumulado de deficiencias de aprendizaje, generando niveles de mediocridad que les dificulta o impide realizar estudios superiores con solvencia.
Frente a esta situación, es urgente declarar al país en estado de emergencia educativa nacional, con una serie de medidas de shock para atender los graves problemas por los que atraviesa y sentar las bases de un renovado servicio educativo de calidad.
II. Mecanismos
La declaratoria de emergencia educativa nacional conlleva los siguientes aspectos:
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Dictar medidas administrativas para frenar este desastre y proponer soluciones inmediatas.
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Buscar y asignar los recursos financieros y materiales para lograr los objetivos propuestos.
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Integrar a toda la comunidad educativa (maestros, estudiantes y padres de familia) en la identificación de los problemas y su participación activa en la solución de los mismos.
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Tensionar a la sociedad civil y desplegar todos los esfuerzos necesarios para atender esta situación de emergencia educativa.
III. Objetivos
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Los estudiantes logran superar los rezagos de aprendizaje con actividades de reforzamiento o nivelación y un servicio de calidad que permita continuar su proceso efectivo de estudio.
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La educación boliviana posicionada, de forma efectiva, como la más alta función del Estado.
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La educación boliviana entendida como mecanismo fundamental de desarrollo nacional.
IV. Programas
A continuación, se señalan seis programas para atender la emergencia educativa nacional:
1. Pausa en el avance de contenidos nuevos, los dos primeros meses de la gestión 2026.
A fin de superar esta situación y sentar algunas bases sólidas para que los estudiantes puedan continuar sus estudios, se propone:
Decretar una pausa de avance de nuevos contenidos curriculares los dos primeros meses (febrero y marzo) de la gestión escolar 2026, en todos los cursos del sistema educativo, salvo los primeros y segundos cursos de primaria que seguirán el ritmo normal de sus actividades.
Objetivos:
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Los estudiantes cuentan con las competencias niveladas y reforzadas de los contenidos y conocimientos fundamentales de lectura comprensiva, escritura creativa, pensamiento matemático, razonamiento lógico formal, pensamiento crítico, investigación, etc.
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Los estudiantes se encuentran en mejores condiciones para continuar estudios superiores.
Mecanismo:
Emitir un instructivo ministerial que señale las actividades específicas a desarrollar durante los dos meses de pausa de avance de nuevos contenidos curriculares.
Actividades principales:
En ese lapso de tiempo, los maestros de todas las asignaturas, se abstendrán de avanzar nuevos contenidos curriculares y deberán enfocar todas sus actividades a la revisión, recuperación, nivelación y reforzamiento sostenido de contenidos avanzados en años anteriores, poniendo énfasis en el dominio, por parte de los estudiantes, en los contenidos fundamentales de matemáticas, lectura comprensiva, escritura creativa, métodos y técnicas de aprendizaje, pensamiento crítico, pensamiento matemático, análisis e investigación de temáticas científicas, etc.
Los maestros de especialidad (informática, química, física, etc.) además de apoyar en los conocimientos fundamentales de los estudiantes, desarrollarán talleres de orientación de investigaciones, la importancia de la ciencia y la tecnología, aplicaciones de pensamiento crítico temático, escritura creativa sobre temas de investigación física o virtual, poniendo siempre atención a la correcta escritura, la lectura comprensiva y los cálculos matemáticos.
Los maestros de filosofía, literatura y religión orientarán sus actividades al repaso y reforzamiento de contenidos cívicos, éticos y morales (principios y valores), medioambientales, derechos humanos, etc. orientados a la construcción de ciudadanía y la convivencia social, poniendo énfasis en la investigación, el debate, la lectura comprensiva, la escritura creativa y el pensamiento crítico. No se trata de avanzar currículo nuevo, sino de trabajar temas de interés estudiantil, de contexto o de actualidad considerando siempre los aprendizajes fundamentales.
Los maestros de idiomas desarrollarán sus actividades enfocadas a los contenidos de matemáticas y lenguaje en sus idiomas de enseñanza (contar, operaciones, vocabulario y conversación básica) y los maestros de educación física y talleres seguirán con el desarrollo normal de sus actividades, a fin de aliviar el ritmo del proceso de recuperación propuesto.
Los estudiantes que no tengan dificultades de aprendizaje deberán acompañar este proceso a sus pares, como un ejercicio concreto de solidaridad y apoyo para superar juntos las dificultades. No olvidemos que enseñar se encuentra en un elevado nivel del aprendizaje. Si fuese necesario, se podrá recurrir al apoyo con maestros jubilados que estén en condiciones y con la predisposición de apoyar este proceso de emergencia.
Es importante precisar que no se trata de repasar lecciones de años pasados con la lógica tradicional de repaso y desarrollo de contenidos. Se trata de revertir las deficiencias encontradas en las evaluaciones realizadas y desarrollar actividades referidos a las asignaturas y contenidos fundamentales de manera novedosa, con base en investigaciones, juegos, cálculos prácticos, análisis, lecturas interpretativas, pensamiento crítico, redacción novedosa, etc. dejando de lado el “corsé” del esquema curricular rígido.
En este proceso de pausa curricular, se buscará más calidad que cantidad, priorizando lo esencial, lo importante y lo motivante para los estudiantes.
Luego de estos dos meses de “pausa”, se podrá volver a las actividades normales y al avance de contenidos establecidos en el diseño curricular, pero con un currículo reajustado, centrado en temas pertinentes y con un calendario escolar con las actividades extracurriculares disminuidas. Muchas de las técnicas y metodologías de estudio, de trabajo investigativo, personalizado y colaborativo, deberán permanecer durante el resto de la gestión escolar, como antecedente para futuras reformas que se introduzcan en el sistema educativo.
2. Actualizar y ajustar el currículo escolar y los textos de estudio.
El actual currículo escolar es enciclopédico, informativo, desactualizado y poco efectivo para desarrollar procesos de aprendizaje en el marco de la ciencia y la tecnología actuales. Más que información transmitida en el aula, los estudiantes necesitan aprender a pensar, requieren de metodologías de estudio, procesos interdisciplinares y técnicas de investigación documental y virtual sobre temáticas generadoras de conocimiento que les permita construir y consolidar sus aprendizajes.
Objetivo:
- Contar con un currículo actualizado, ágil y de contenidos pertinentes.
Mecanismo:
Conformar equipos de revisión y diseño curricular para todos los cursos y niveles del sistema educativo nacional. Con base al currículo reformulado elaborar módulos de contenidos y guías de estudio sobre temáticas fundamentales y superar así los textos de estudio informativos.
3. Consenso nacional por la calidad de la educación.
El Estado, por sí solo, no podrá encarar esta situación de desastre educativo y será necesaria la participación de toda la sociedad. Ello significa que el magisterio, los padres de familia, las instituciones relacionadas con la educación y los estudiantes logren consensos que permitan definir las principales políticas de Estado que guiarán el sistema educativo a mediano plazo.
Objetivo:
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Generar un clima de empatía y colaboración social para resolver los graves problemas de la educación boliviana.
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Definir un conjunto de políticas públicas, como políticas de Estado, que trascienda las próximas gestiones de gobierno y permitan colocar a la educación como el eje del desarrollo nacional sostenible.
Mecanismo:
Conformar una Comisión técnica preparatoria que genere las condiciones de debate y aprobación de las principales políticas de Estado a establecer en materia educativa. Con esa base, conformar una Comisión de alto nivel que recoja, debata y sistematice las principales políticas educativas a apuntalar.
Aprobar en el Parlamento un nuevo Código de la Educación Boliviana que contenga las políticas acordadas y generar los mecanismos para su aplicación con base a objetivos precisos, cronogramas factibles, monitoreo de actividades, sistemas de información y recursos necesarios. Mientras se apruebe un nuevo Código, introducir las modificaciones necesarias a la Ley 1170 a fin de mejorar la calidad del servicio educativo.
4. Reformar la formación docente.
La formación inicial y la formación continua de los docentes sigue moldes tradicionales de formación escolarizada. El nivel de licenciatura de los maestros no ha permitido cualificar la función docente y esos títulos no son reconocidos en el ámbito universitario. De la misma manera, los postgrados obtenidos en la universidad pedagógica no inciden en la calidad del servicio educativo regular.
Objetivo:
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Contar con maestros con sólidos conocimientos pedagógicos, capacidad investigativa y dominio de herramientas virtuales.
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Cualificar, desde el aula, el servicio de la educación.
Mecanismo:
En la gestión 2026 declarar “pausa” en la admisión de nuevos estudiantes a los Institutos de formación docente. Durante esa gestión, redefinir los criterios de admisión y de egreso, modificar, sustancialmente, la malla curricular y actualizar metodologías de estudio. Sólo los mejores estudiantes del nivel secundario debieran ser admitidos en estos Institutos.
5. Campaña comunicacional masiva.
La educación no se desarrolla solo en el reducido espacio del aula o la escuela. La familia y los medios masivos de comunicación juegan un importante rol en los procesos educativos.
Objetivo:
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Sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de la educación y la pertinencia de su participación en la solución de los problemas educativos.
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Comprometer a los medios de comunicación en el esfuerzo por posicionar la educación en la agenda política pública y el eje del desarrollo nacional sostenible.
Mecanismo:
Lograr un acuerdo con los diferentes organismos que agrupan a los medios de comunicación, a los periodistas, las organizaciones no gubernamentales, la iglesia, etc. para realizar un conjunto de actividades (debates, foros, mesas redondas, conferencias, spots propagandísticos, etc.) que coloquen a la educación en el centro de las actividades comunicacionales y posicionar la educación en la agenda nacional.
6. Ampliar y consolidar la educación inicial
La educación inicial es fundamental para el futuro desarrollo de los aprendizajes de los niños y niñas. Lamentablemente su la cobertura es todavía baja, no se cuenta con personal con formación adecuada, la calidad del servicio tiene muchas deficiencias y aún se confunde con la idea equivocada de guarderías.
Objetivo:
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Ampliar la cobertura, expandiendo los servicios en todo el ámbito nacional.
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Contar con un servicio de calidad por medio de docentes altamente cualificados.
Mecanismo:
Será importante desarrollar un diagnóstico actualizado de este nivel de la educación para, con base a ello, establecer y aplicar los ajustes técnicos/pedagógicos necesarios y, paralelamente analizar la asignación de recursos que permitan un adecuado funcionamiento.
Concretar, adecuadamente, estos seis (6) programas, orientados a superar el nivel de catástrofe educativa que vivimos, permitirá sentar las bases para proyectar la educación hacia los niveles de calidad y eficiencia que requiere el país y que claman nuestros estudiantes.
Edgar Cadima Garzón es matemático, educador y político.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.
