
Ni piscinas, ni plantas: el modelo estatista condenó al litio al fracaso histórico
o había pasado por ninguna prueba piloto, menos por la producción a escala industrial, pero el litio del Salar de Uyuni ya estaba condenado a ser parte de nuestras frustraciones colectivas. El fracaso fue decretado dos años después de que Evo Morales y Álvaro García Linera se estrenaran en el poder, en un giro dramático que no solamente dio Bolivia, sino varios países de la región, hacia lo que se conoció después como socialismo del siglo XXI.
En 2008, con niveles de secretismo, el primer gobierno del MAS tomó la decisión política de que el Estado boliviano opere en la extracción, producción, transformación y comercialización del litio, es decir participar en toda la cadena de valor de la nueva riqueza natural. Morales, García Linera, Luis Alberto Echazú y otros estaban convencidos de que había llegado la hora de poner fin al “saqueo” de nuestros recursos naturales.
La orientación político-ideológica de los nuevos gobernantes fue determinante para la aplicación de una visión cien por ciento estatista, con rasgos exclusivistas, en la explotación del elemento, no solamente para la obtención de miles de toneladas de materia primera —carbonato de litio—, sino llegar a producir y exportar baterías de ion litio. 16 años después, la consigna acusadora de “vendepatrias” se vuelca en contra de quienes la promovieron levantando el puño izquierdo.
“SOBREDIMENSIONAMOS NUESTRAS CAPACIDADES”
“Esta decisión tan llamativa en su momento fue la causa de nuestro fracaso porque no dimensionamos bien nuestras posibilidades, las dificultades que tendríamos en el camino, las limitaciones que tenemos (como país). Sobredimensionamos nuestras capacidades”, afirma Héctor Córdova, experto en temas mineros, en nuestro programa Último Momento.
“Ese sobredimensionamiento hizo que se tomaran decisiones sustentadas más en ideas políticas que en ideas técnicas y se escogió la tecnología de evaporación en piscinas, porque era la que se estaba usando prácticamente en todos los casos en los que se estaba extrayendo litio de los salares”, complementa.
¿Cómo tradujeron en políticas públicas el estatismo y las metas descomunales de los poderosos de nuevo cuño con relación al litio? Róger Carvajal, docente investigador y exviceministro de Ciencia y Tecnología, desempolva para este trabajo periodístico dos decretos que ponen al descubierto la impronta estatista del gobierno de Morales y García Linera en el proyecto más importante del nuevo siglo: el Decreto Supremo 29496 del 1 de abril de 2008 y el Decreto Supremo 444 del 10 de marzo de 2010.
LOS DECRETOS DEL ESTATISMO CONTRA EL LITIO
El primer decreto, de solo dos artículos, fue firmado por todo el gabinete en funciones en abril de 2008, entre ellos los actuales mandatarios Luis Arce y David Choquehuanca, que ejercían como ministros de Economía y Relaciones Exteriores, además de Echazú, quien fungía como Ministro de Minería.
El decreto 29496 declaró prioridad nacional la industrialización del Salar de Uyuni, disponiendo la creación la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE), dependiente de Comibol, aunque el mando le fue entregado a Echazú, junto con 5,7 millones de dólares para que inicie operaciones.
El segundo decreto, el número 444, consta de 16 artículos, una disposición transitoria y dos disposiciones finales. Definió el carácter del aprovechamiento del litio como “elemento estratégico para el desarrollo de Bolivia, siendo su exploración, explotación, industrialización y comercialización totalmente administrada y operada por el Estado Plurinacional de Bolivia”.
PROYECTO ESTATISTA, PERO TAMBIÉN EXCLUSIVISTA
A pesar de que esas normas le daban al Estado el protagonismo absoluto en todas las fases del proyecto, Carvajal brinda un detalle que muestra cómo se produjo un encapsulamiento mayor instruido por Morales y García Linera y que evitó cualquier tipo de contribución para corregir errores y consolidar aciertos, incluso desde entidades estatales.
“No podían intervenir ni siquiera las universidades estatales, no se permitía la injerencia de las universidades, excepto de un grupo de trabajo del Instituto de Metalurgia de la UMSA”, a cargo en ese momento del fallecido Juan Carlos Montenegro, quien fue el sucesor de Echazú en la GNRE y primer presidente de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), cuenta Carvajal.
El manejo exclusivista era para decir al mundo que Bolivia había descubierto y estaba aplicando su propia tecnología y para controlar las millonarias asignaciones presupuestarias, las contrataciones directas a empresas que no tenían experiencia en la producción de litio y mostrar avances ficticios cuando se acercaban períodos electorales.
ESTATISMO CONVERTIDO EN CAMISA DE FUERZA
El Plan Nacional de Desarrollo de 2008, la Estrategia Nacional del Litio y los dos decretos redescubiertos en este trabajo periodístico no solamente definieron el rumbo del emprendimiento. Terminaron convirtiéndose en una camisa de fuerza que le impidió a Bolivia competir en condiciones ventajosas en la carrera mundial del litio, teniendo la mayor cantidad de reservas debajo de la costra salina en Uyuni.
“Actualmente, si YLB quisiera firmar contratos con empresas para explotar las salmueras de los salares (bolivianos), la normativa no le permite porque le da a la empresa del litio la exclusividad para realizar ese trabajo”, sostiene Córdova y coincide con el investigador Ricardo Calla en que hay que modificar el marco normativo para abrir nuevas oportunidades. “Eso se dará solo con un cambio de gobierno”, sentencia Calla en Último Momento.
NO FUERON LAS PISCINAS, NI LAS PLANTAS
En los dos capítulos anteriores describimos las deficiencias, dificultades e irregularidades que impidieron que las piscinas de evaporación produzcan las cantidades necesarias de materia prima para alimentar a las plantas piloto e industriales de carbonato de litio y cloruro de potasio.
También explicamos los problemas de diseño, constructivos y de funcionamiento que enfrentaron las plantas, sobre todo la de escala industrial para producir carbonato de litio. Sin embargo, todos los tropiezos están relacionados con la aplicación de un modelo de gestión sobre una actividad de la que no se tenía un gramo de conocimiento, por lo que se decidió calcar lo que se hacía en Chile.
Queda claro que el estatismo es la causa mayor de la situación en la que se encuentra el país en este momento, sin poder convertir el litio en el sustituto del gas natural en términos energéticos y de ingresos económicos para el país, ni poder incluir a Bolivia en el ranking mundial de países productores de litio.
INOCULTABLE DESPRECIO POR LO CIENTÍFICO
En la cadena de equivocaciones, la segunda causa del fracaso es el evidente menosprecio mostrado por el régimen masista por el conocimiento científico, por la aplicación de la ciencia en un proyecto de vanguardia, según los expertos e investigadores consultados.
Calla recuerda que tras la destitución del belga Guillermo Rueland, el primero en haber ejercido la gerencia evaporítica, el Gobierno desmanteló al Comité Científico que ya había recomendado realizar estudios sobre la composición de las salmueras de Uyuni. En los 16 años posteriores, nunca restituyeron la instancia que debía investigar, orientar, alertar y sugerir para optimizar las inversiones. “Es inaudito”, afirma Calla.
Carvajal, por su parte, explica que la producción de carbonato de litio y cloruro de potasio necesita la participación de profesionales químicos en la conducción del proyecto y en el proceso mismo. “Se tenía que hacer investigación interdisciplinaria con químicos industriales, ingenieros químicos, químicos puros, físico-químicos y metalurgistas”. La producción de materia prima y hasta de baterías de ion litio fue entregada erróneamente a metalurgistas, siderúrgicos, eléctricos y hasta analistas económicos.
Es más, Carvajal recuerda que en 2010 el auditorio del Banco Central de Bolivia fue escenario del primer Foro Internacional del Litio en el que participaron ejecutivos de empresas extranjeras interesadas y de compañías automovilísticas globales, además de representantes de gobiernos de países competidores, pero ningún funcionario de la GNRE asistió al evento especializado.
“Era la oportunidad para intercambiar experiencias, recibir conocimientos y validar lo que se había avanzado hasta ese momento con relación a nuevas tecnologías que se están experimentando. Fue un fracaso”, lamenta.
NUESTRAS SALMUERAS CONTIENEN POCO LITIO
El no haber realizado investigación rigurosa y sistemática antes de lanzarse a la piscina, trajo consecuencias y millonarias pérdidas económicas para al país —se estiman en 11.000 millones de dólares— porque se tuvieron que realizar inversiones adicionales para que el proceso de extracción y la producción como tal no llegó al 10% de las metas fijadas anualmente.
Todos los expertos e investigadores entrevistados coincidieron en que la calidad de las salmueras de Uyuni es harto diferente a las que se procesan en países vecinos como Chile y Argentina. Sólo se puede recuperar un 20% de litio frente a un 80% de magnesio. “Por eso no figuramos en el mapa de las reservas”, precisa Córdova.
Pese a que el régimen fue informado de esa complicación, optó por continuar con la instalación de 160 piscinas en una parte del Salar de Uyuni, contratar empresas para la construcción de las plantas y lanzó el anuncio de que Bolivia produciría y exportaría baterías para vehículos eléctricos sin haber producido carbonato de litio grado batería. En fin.
“HAY MUCHA GENTE QUE SE HA ENRIQUECIDO”
La aplicación del modelo estatista también abrió las puertas a la corrupción. Las grandes beneficiadas con la adjudicación directa de contratos millonarios para la instalación de plantas fueron básicamente empresas chinas; se hicieron modificaciones elevando los montos de los contratos, y se contrató repetidamente a la empresa Gerimex para la impermeabilización de las piscinas de evaporación, causando, según el actual gobierno, un daño económico al Estado de 425 millones de bolivianos.
En este punto, Calla es inflexible. “Aquí ha habido mucha gente que se ha enriquecido”. “En este proceso de mediocridad, ineficiencia, politización excesiva, falta de criterio técnico y corrupción los principales responsables son Evo Morales, Luis Arce Catacora, Álvaro García Linera y los gerentes y subgerentes que pasaron por este entramado”, remata.
En abril de 2024, el Ministerio Público inició una investigación sobre presunta corrupción en la instalación de geomembranas en 18 de las 96 piscinas abiertas en el Salar de Uyuni, después de la elaboración de auditorías por parte de la Contraloría General del Estado.
Han transcurrido tres meses y no se conocen avances de la investigación fiscal que apunten al esclarecimiento de la participación de Echazú, una decena de exfuncionarios de la GNRE y Paula Garáfulic, representante de la empresa Gerimex, en aparentes actos de enriquecimiento ilícito con recursos públicos.
¿ES EL MÉTODO EDL LA SOLUCIÓN A TODOS LOS MALES?
Extracción Directa de Litio, así se llama el nuevo método que pretende afanosamente implementar el gobierno de Luis Arce ya no solamente en el Salar de Uyuni, sino en siete salares bolivianos, a través de empresas extranjeras que inviertan capital, apliquen la tecnología y obtengan ganancias cuando el carbonato de litio sea exportado o destinado a la eventual producción de baterías en Bolivia, con tecnología de la India.
¿EDL es la solución? No se conoce en detalle en qué consiste esa tecnología y tampoco el precio por tonelada de carbonato de litio que se obtendría a través de ella. Con susceptibilidad, Córdova y Calla creen que es necesario restituir el Comité Científico y Técnico para que no solamente evalúe el nuevo sistema, sino el impacto medioambiental en los salares ofertados por el Gobierno.
Carvajal también se inclina por una investigación más rigurosa para saber si esa tecnología es la acertada en las condiciones actuales. Calla cree que el sistema EDL puede acelerar la producción de carbonato de litio, pero con un “severo daño ambiental”, como ya está ocurriendo en Pastos Grandes, donde opera una empresa rusa.
En medio de dudas técnico-científicas en torno a la nueva tecnología, los tres expertos consultados ven necesario modificar la normativa relacionada con la explotación del litio en Bolivia para que empresas extrajeras con experiencia asuman el riesgo conociendo ahora sí la calidad de las salmueras nacionales, las limitaciones que tenemos como país y la urgencia de mitigar el impacto ambiental.
Inquieto como es, Calla afirma que todo esto no se puede realizar con un gobierno corresponsable del fracaso. Insiste en que una nueva administración gubernamental deberá asumir el reto y la investigación a fondo de lo sucedido en estos 16 años. “No hay esperanza para el litio en nuestro país en las actuales condiciones gubernamentales y políticas”, concluye.
Reportaje ganador del fondo concursable convocado por la Asociación de Periodistas de La Paz. Tercera Parte.