
na nueva corriente de capital cruza los Andes: cómo un gigante tecnológico euroasiático está transformando el panorama emprendedor en un mercado emergente
En el corazón de Sudamérica, un fenómeno poco común está tomando forma. Bolivia, tradicionalmente relegada a un segundo plano en el radar de los inversores internacionales, ha captado la atención de un jugador global. Yango Group, el conglomerado tecnológico ruso-holandés, no solo ha elegido este mercado como punta de lanza para su expansión latinoamericana, sino que ahora refuerza su apuesta con un fondo de capital de riesgo dedicado al ecosistema emprendedor local.
La lógica convencional dictaría comenzar por los mercados más grandes de la región —Brasil, México o Colombia— con ecosistemas emprendedores más maduros. Sin embargo, Yango ha optado por una estrategia diferente. "Elegimos un pequeño mercado de entrada como Bolivia. Yango es una marca internacional, pero debemos construirla en América Latina", explica Juan Pablo Velasco, gerente general de Yango para Perú y Bolivia. Esta decisión aparentemente contraintuitiva refleja un cálculo estratégico: comprender las dinámicas regionales desde mercados menos saturados antes de enfrentar a competidores establecidos en plazas más competitivas.
Lo que comenzó en 2022 como una simple aplicación de transporte en las calles de La Paz y Santa Cruz ha evolucionado en menos de tres años hacia una presencia integral que ahora incluye un fondo de inversión. El 7 de abril de 2025, Yango Ventures fue oficialmente presentado en Bolivia, con un capital inicial global de $us 20 millones destinados a impulsar startups en mercados emergentes, incluyendo al país andino.
El timing de esta iniciativa no parece casual. El ecosistema emprendedor boliviano muestra signos de vitalidad con un crecimiento del 13% en el número de startups activas durante el último año, alcanzando las 167 empresas emergentes según el Mapa del Ecosistema de Tecnología Digital en Bolivia 2024. Santa Cruz lidera esta revolución silenciosa con el 41% de las iniciativas, seguida por La Paz (36%) y Cochabamba (16%).
Particularmente notable es la dominancia del sector fintech, que representa el 32% del ecosistema, seguido por edtech (16%) y e-commerce (10%). Esta concentración sectorial parece haber influenciado directamente la estrategia de inversión de Yango Ventures, que ha priorizado fintech entre sus verticales objetivo.
Operando bajo el esquema de corporate venture capital, Yango Ventures no pretende ser simplemente un proveedor de capital. "Somos más que una empresa tecnológica; somos un ecosistema comprometido con el empoderamiento de emprendedores de todo el mundo", afirma Daniil Shuleyko, CEO de Yango Group, subrayando la filosofía dual del fondo: inyectar recursos financieros mientras comparte conocimiento y acceso a redes globales.
El fondo se enfoca en startups en fases iniciales —desde semilla hasta Serie B— con particular interés en cuatro verticales: fintech, B2B SaaS, servicios O2O (online-to-offline) y empresas tecnológicas complementarias a las operaciones existentes de Yango. El filtro de selección prioriza fundadores con "compromiso, enfoque y resiliencia", reconociendo que en ecosistemas emergentes, la calidad del equipo emprendedor suele ser el factor determinante de éxito.
El caso de Santa Cruz resulta particularmente revelador de las oportunidades que Yango ha identificado. "Santa Cruz es una de las ciudades más importantes del mundo en cantidad de viajes por habitante", destacó Velasco durante el lanzamiento, evidenciando que bajo la superficie de un mercado aparentemente pequeño, existen dinámicas de consumo sorprendentemente activas.
Esta paradoja —un mercado relativamente modesto pero con bolsones de intensa actividad económica— caracteriza la apuesta de Yango. Bolivia, con sus 12 millones de habitantes y un PIB que apenas supera los $us 40 mil millones, no figura habitualmente en los planes de expansión prioritarios de las multinacionales. Sin embargo, factores como la creciente digitalización, una población joven y urbana, y la relativa ausencia de competidores globales parecen haber creado un escenario atractivo para esta incursión.
La llegada de un fondo de capital de riesgo de origen ruso-holandés al altiplano boliviano plantea tanto oportunidades como interrogantes. Por un lado, representa una fuente fresca de capital en un ecosistema tradicionalmente limitado en opciones de financiamiento. Por otro, surge la duda sobre cómo se adaptarán las prácticas globales de inversión a las particularidades de un mercado con sus propias idiosincrasias regulatorias y comerciales.
El verdadero impacto de Yango Ventures en Bolivia se medirá no solo por el número de inversiones realizadas, sino por su capacidad para conectar a las startups locales con oportunidades globales. Si logra convertirse en un puente efectivo entre el emprendimiento boliviano y los mercados internacionales, podría catalizar una transformación significativa en un ecosistema que ha operado históricamente con limitada exposición global.
La apuesta de Yango por Bolivia representa una tendencia emergente en el capital de riesgo global: la búsqueda de oportunidades en mercados no obvios pero con potencial inexplorado. Si esta estrategia rinde frutos, podríamos estar presenciando los primeros pasos de un nuevo modelo de expansión para conglomerados tecnológicos globales en América Latina, donde los mercados secundarios se convierten en laboratorios de innovación antes que en simples extensiones de operaciones establecidas.
Lo que suceda en los próximos 24 meses con Yango Ventures en Bolivia merece atención no solo como caso aislado, sino como posible precursor de un reordenamiento en los flujos de capital de riesgo hacia mercados emergentes latinoamericanos.
Marcelo Camacho Herrera es experto en startups y emprendimiento.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.