
ans Christian Andersen narra la historia de un emperador que cae en el engaño de hacerse confeccionar un traje con una tela que solo era invisible para los tontos. Para evitar hacerse ver como tal, el emperador sigue la corriente, al igual que su entorno inmediato.
La obsesión de perder la cabeza por el qué dirán permite seguir un juego enfermizo que casi siempre acaba en tragicomedia. Cuando en la fastuosa presentación, un inocente niño por fin apunta con el dedo al emperador y señala su desnudez, desatando las más humillantes carcajadas, es cuando el emperador recién cae en cuenta de una verdad incómoda que los llunk´us dejaron pasar para evitar que les cortaran el cuello: “El Rey está desnudo”.
La semejanza del cuento con el caso de la actual gestión municipal de La Paz es asombroso. Desde el inicio de la actual gestión, se ha visto un retroceso tangible en todas las áreas que dependen de la alcaldía de La Paz. Las y los paceños no perciben cambios sustanciales en sus barrios y señalan que hubo más gasto en fiestas y en pintura de mil colores para maquillar el traje de la ciudad a través del cual solo los tontos no pueden ver los baches y huecos.
Pero de un tiempo a esta parte, el darle cuerda a este juego enfermizo ha llevado a la total ingobernabilidad, desde un concejo fragmentado hasta un sector ejecutivo sin plan ni norte. Los nuevos funcionarios, que entraron con todas las ganas de apoyar en la institución de uno de los municipios más importantes del país, poco a poco se fueron decepcionando de las acciones a las que se vieron obligados a realizar y de la explotación laboral al punto de dejar de lado la eficacia, la eficiencia y hasta el buen humor en las diferentes plataformas de atención ciudadana, reduciendo su rendimiento a simplemente cuidar la pega hasta que acabe la gestión.
El rey no acaba de entender que las y los paceños no somos tontos, que vemos su humillante desnudez débilmente blindada por los aplausos de sus asesores. La falta de planificación y la sobra de improvisación están llevando a nuestra Ciudad Maravilla al borde de la destrucción.
Las pocas propuestas inteligentes han sido archivadas junto a los proponentes argumentando decisiones técnicas que en todas las ocasiones han resultado en vergonzosas malas decisiones institucionales y políticas.
Pero no, los paceños no somos tontos y la lluvia de dedos que señalan su desnudez ha colmado las redes sociales con los más creativos memes al punto que, consciente de su situación, el rey parece haberle tomado cariño a su condición de hazmerreir.
Es mucho lo que nuestra Señora de La Paz puede ofrecer al mundo, las virtudes están a la vista, los paceños son gente muy trabajadora, creativa y competitiva y la dejadez a la que estamos expuestos en estos casi cinco años de gestión municipal ha calado en lo hondo del orgullo paceño, se siente la impotencia, el enojo, el retroceso en el ambiente.
No es el despertar de un letargo, nunca estuvimos dormidos. En esta sociedad altamente politizada, se debe exigir innovación y rescate de todas aquellas costumbres que hacen de nuestro día a día paceño una verdadera experiencia, en esta ciudad maravillosa, caótica, tradicional y moderna: el rey está desnudo, el rey ha muerto.
Fin.
Natalia Terrazas Tejerina es socióloga.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad de la autora y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.