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na operación histórica sacudió el puerto del Callao: agentes de Aduanas descubrieron cuatro toneladas de mercurio camufladas en un cargamento de piedras molidas que había llegado desde México.

El reportaje de Rodrigo Cruz y la Unidad de Investigación del medio Latina Noticias, divulgado en Bolivia por el medio digital La Guardiana, muestra el hallazgo sin precedentes que revela una nueva y sofisticada modalidad del tráfico de este metal altamente tóxico, vital para la minería ilegal de oro en la Amazonia peruana.

La detección fue posible gracias a tecnología especializada y el apoyo de expertos internacionales.

El cargamento, que supuestamente tenía como destino Bolivia, contenía 20 toneladas de piedra chancada (molida), que estaban impregnadas con mercurio oculto.

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Cada saco cargaba piedras tratadas con este metal líquido, altamente contaminante para el medio ambiente y letal para la salud humana.

Esta incautación evidencia cómo las redes criminales internacionales han perfeccionado sus métodos para evadir los controles fronterizos.

La carga ilegal tiene origen en Querétaro, México, una de las zonas con mayor producción de mercurio en el mundo y bajo el dominio del cartel de Jalisco.

Investigadores de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA) documentaron cómo se extrae, procesa y comercializa el metal desde minas controladas por estas mafias, generando enormes ganancias mientras envenenan ecosistemas y comunidades enteras.

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Uno de los personajes clave identificados por EIA es Juan José Zamorano Dávila, presunto operador de esta red internacional. Según comunicaciones intervenidas,

Zamorano coordinaba despachos y lograba liberar contenedores pese a inspecciones visuales en aduanas mexicanas. La Agencia también detectó que esta modalidad de camuflaje ya ha sido usada en al menos 50 cargamentos previos, de los cuales el 74% tenía como destino el Perú.

Según expertos, se usan hasta cinco kilos de mercurio para extraer un solo kilo de oro. Esto ha disparado su precio en el mercado negro, superando en algunos casos los 5 mil dólares por kilo.

Según la CONFIEP y estimaciones de EIA, el Perú consume más de 317 toneladas de mercurio al año, lo que revela la magnitud del problema.

Luis Fernández, experto en contaminación por mercurio de la Wake Forest University, fue uno de los especialistas que ayudó a las autoridades peruanas a confirmar la presencia del metal en las piedras. Afirmó que nunca había visto una operación de camuflaje tan sofisticada y de tal volumen en toda su trayectoria en América Latina y África.

Las consecuencias del uso indiscriminado del mercurio en la minería ilegal son devastadoras. Ríos como el Ramis en Puno y zonas enteras de Madre de Dios presentan niveles altísimos de contaminación, afectando la salud de miles de personas. “Nos están matando en vida”, decía un poblador afectado en el documental Nuestro Oro, emitido por Latina TV, al denunciar el impacto del mercurio en su comunidad.

Y aunque Perú y México firmaron el convenio de Minamata para restringir el comercio de mercurio, las exportaciones del metal desde México continúan sin pausa.

En 2018, por ejemplo, se registraron 230 toneladas exportadas, pese a las restricciones. La falta de fiscalización y la alta demanda hacen que el tráfico ilegal siga siendo rentable y difícil de detener.

Esta incautación en el Callao no solo expone una nueva ruta del tráfico internacional, sino también la urgente necesidad de reforzar los controles, endurecer las penas y mejorar la cooperación internacional.

El mercurio sigue ingresando al país disfrazado de carga legal, alimentando la minería ilegal y dejando una huella invisible, pero letal, en nuestra tierra, nuestros ríos y nuestra gente.