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S

eñora

María Luisa Cordero

DIPUTADA NACIONAL DE LA REPÙBLICA DE CHILE Santiago de Chile.-

El conjunto de la población boliviana, incluso muchos ciudadanos compatriotas suyos, con suma indignación, observamos expresiones de su persona en una sesión parlamentaria, a través de las cuales emite criterios ofensivos a la dignidad humana y específicamente en contra de todas las personas nacidas en territorio boliviano.

Entiendo que el motivo original de su intervención en la Cámara de Diputados, está motivada por una propuesta electoral de uno de los candidatos a la presidencia de Bolivia, en sentido de plantear la legalización de vehículos indocumentados, los cuales en un gran porcentaje provienen de territorio chileno.

Lo que decida el Estado chileno sobre este controversial tema, es atribución soberana de vuestro país, similar competencia la tiene el Estado boliviano en su jurisdicción territorial. Al respecto usted y sus colegas integrantes del Congreso tienen la potestad de deliberar sobre estos temas y aprobar las normas que crean conveniente para su país, ese no es el problema.

Lo que ha generado una justificada indignación en todo Bolivia y parte de la ciudadanía chilena, son las expresiones racistas, xenófobas y ofensivas a la dignidad humana de parte suya, aprovechando el curul parlamentario que ocupa. Decir que “ Los bolivianos por haber nacido en la altitud, tienen menos oxígeno en el cerebro y padecen de bradipsiquia, que es la lentitud en el pensamiento”, afirmar sin el menor respaldo científico, desnudando además una tendencia fascistoide en su visión de la vida, que somos “portadores crónicos desde el nacimiento de una encefalopatía hipóxica”, es pretender afirmar que en el mundo existen categorías de seres humanos, obviamente que en esa pirámide usted se ubica en la cúspide como ciudadana de primera, ignorando los principios que consagra la Declaración Universal de Derechos Humanos en sentido de que “ todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Ademàs de advertir que usted respira hasta por los poros una tendencia fascistoide, ello no justifica que para opinar sobre estos temas, mínimamente debe estar informada sobre la realidad boliviana, para incluir a toda la población boliviana en su diagnóstico. Me cumple informarle lo siguiente:

1.- Bolivia tiene una superficie territorial e 1.098.581 Kms.2 , de los cuales sólo el 28% es altiplano, o sea con limitaciones de oxígeno, pero con la inteligencia desarrollada y una sensibilidad humana ponderable, lo contrario a su persona. La mayor parte (58%) está integrado por los llanos de la región amazónica y los valles que suman un 13%. O sea, un 71% de nuestro territorio no está en altura y sobra oxígeno para respirar, sin embargo usted en su exabrupto al aludir a todos los bolivianos ignora este antecedente que una persona con cierta formación básica debía conocer, máxime si se trata de un país vecino cuyo territorio original en gran parte perteneció a ls jurisdicción boliviana.

2.- Probablemente sin proponérselo, al esgrimir conceptos ofensivos por “el delito” de una parte de mis compatriotas de vivir en la altura, sus insultos alcanzan a ciudadanos chilenos que también habitan en regiones similares al altiplano boliviano y que forman parte de dimensión territorial chilena. Si no quiere pedir disculpas al pueblo boliviano, or lo menos tendrá que hacerlo con sus connacionales.

3.- Este tipo de exabruptos no es nueva cuando se refieren a la población boliviana, es característica de tendencias ideológicas fascistoides a la que usted pertenece. Algo similar aconteció durante la dictadura militar del Gral. Pinochet cuando uno de sus más cercanos colaboradores, el Gral. Merino, afirmó que “los bolivianos somos unos auquénidos metamorfoseados”. Esa es la forma de expresarse y actuar de ustedes, los de pensamiento retrógrada, que no creen en la democracia , menos en los derechos humanos, mentalidad cavernaria que se irá extinguiendo en la medida que la democracia se vaya fortaleciendo tanto en su país como en el mío.

Finalizo esta nota que espero pueda llegar a su conocimiento, manifestando mi profundo respeto por el pueblo chileno que no comparte ni avala las expresiones suyas reflejo de su ignorancia y falta de convicción democrática.

Waldo Albarracín Sánchez es abogado y defensor de Derechos Humanos.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.