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os hechos concretos posicionaron a los periodistas como fiscales públicos y como mediadores entre la sociedad civil y el Estado.

No por la ausencia física de los diputados y senadores que constitucionalmente son designados, entre otras funciones , para cumplir la tarea de controlar y fiscalizar a los diferentes órganos del Estado y entidades públicas.

Los periodistas se convirtieron en fiscales por la ausencia concreta de la tarea en si, porque ni ayer ni hoy, los poderes del Estado ejercieron libremente su autonomía. Al convertirse el Legislativo en un coro dirigido por la batuta del Ejecutivo y Judicial y también del Órgano Electoral, la mayor parte de los actos contrarios a la transparencia y a la honestidad quedaron impunes.

El vacío fue llenado con los trabajos de investigación de los periódicos y canales de televisión. Con el trabajo en si, se diría, de esforzados periodistas que se jugaron y siguen jugándose la vida por escarbar algunos casos.

Mediación

Del mismo modo, a través de la atribución de representación de la gente (representación confiada por el voto), el Parlamento cumple una tarea de mediación y cuando falla en la misma que está relacionada con escuchar las necesidades de la población para interpelar a los otros poderes del Estado y generar diálogos de ida y vuelta y soluciones, deja otro vacío que el periodismo aprendió a llenar.

Los periodistas caminan por las calles, escuchan las demandas, palpan las necesidades, las denuncias y en nombre de aquellos que precisan un alguien que los represente, redactan sus noticias e interpelan al poder.

Gorriones

Los periodistas de ayer fueron muy incómodos para el oficialismo de entonces y fueron arropados por la oposición que salía desde las trincheras de la izquierda.

No los arropaban porque los periodistas fuesen de izquierda, sino por que los necesitaban para horadar el poder de la derecha que hacía de todo para merecer sendos procesos de fiscalización.

Al subir la izquierda se pensó que el papel de la prensa seguiría siendo el mismo porque otrora esa misma izquierda le reconocía su valía en cuanto a interpelar al poder.

Pero pasó lo contrario y sistemáticamente acabaron con casi todos los medios independientes de comunicación y empobrecieron totalmente a los periodistas.

No los necesitan más y les quitaron la fuerza de ayer. Ya no cumplen un papel en su modelo social, salvo que se conviertan en secretari@s que reciban dictados. A partir de ahora, ningún periodista ni ningún medio, tendrá derecho de fiscalizarlos porque ellos lo harán entre si y nadie más que ellos hablará por la gente.

Las pocas voces que aún quedan en Bolivia, todavía están haciendo esfuerzos por contener la avalancha, pero ya está encima.

Hay una historia

Había vocación, había convicción, había valentía, había responsabilidad y había la causa del país.

Había también persecución, amenazas y constantes intentos de aprobar leyes mordazas.

Había todo ello pero en contraposición había medios fuertes que podían contener los embates.

Las últimas décadas los estrangularon económicamente hasta obligarlos a vender o a cerrar y dispersaron a los gorriones. Los gorriones de los diarios, de la televisión, de la radio…

Y entonces: “(…)Quien habrá de luchar de frente al crimen?”

La nostalgia obliga a mirar atrás y traer voces como la de Mercedes Sosa que también decía: “(…) que no calle el cantor porque el silencio cobarde apaña la maldad que oprime”. Y concluía: “(…) si se calla el cantor, calla la vida”.

Gloria Eyzaguirre es periodista.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad de la autora y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.