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ay que ajustarse los cinturones. El inquilino que arrendaba la casita de tu abuela se va, y no tiene dinero para pagarle, así que, si viviste a costillas de ese alquiler, date cuenta que se hizo gas y ahora te toca empezar a trabajar.

Siendo Bolivia rica en agricultura, turismo, gastronomía y otros recursos, hoy cada gobernación está con planes de austeridad, y las alcaldías tienen severas deudas con sus proveedores. Alcaldes y gobernadores saben que los recursos provenientes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), se hicieron gas; o sea que hay que ajustarse los cinturones.

Así que, queridos funcionarios públicos, próximamente a ser despedidos, o con una reducción de su salario, les vamos a contar cómo vive el 80% de la población económicamente activa de Bolivia.

Por si no lo sabían hay que pagar impuestos, hay que hacer filita en impuestos nacionales, sacar NIT, licencia de funcionamiento y pagar boludeces como Sobodaycom, o la AJ. Si eres emprendedor, deberás luchar contra el contrabando, contra la informalidad, contra el hecho de que formalmente puedes levantar un negocio, pero alguien a tu lado sacó su régimen simplificado y te hace la competencia más cruel y descarada.

¡Bienvenido con alfombra roja a lo que es ser creativos a la hora de generar ingresos!

Lucho Arce, el ex ministro de economía, hoy presidente, sabiendo desde hace casi una década que los ingresos por el IDH estaban cayendo dijo a gobernaciones y municipios “sean creativos a la hora de generar sus ingresos propios”; tan creativos como las universidades estatales que titulan sus estudiantes bajo la modalidad de doble titulación: pagas por un diplomado y además te titulas; tan creativos como el servicio de remolque que la alcaldía otorga a quienes se parquean en zonas indebidas. Allí no sólo pagas la grúa, pagas la multa, pagas el taller, pagas el espacio y un largo etcétera.

Mientras los candidatos prometen reducir el tamaño del Estado la economía lo hizo mejor: la falta de ingresos por IDH, por la consecuente falta de exploración, baja de venta y que el mercado de Brasil y Argentina se hizo gas, ha hecho que municipios, y departamentos, reciban menos de la mitad de ingresos por este dinerito que recibían bajo la premisa de regalía y que se fue malgastando en la asquerosa grasa administrativa estatal.

Es hora de ajustarse los cinturones, pero no porque la política lo diga sino porque le ineficiencia estatal no se ha llevado al abismo de la mendicidad.

Una creería que esas formas creativas, para atraer ingresos, serían mediante la creación de centros de desarrollo con industrias sin chimenea, tal caso de Cochabamba, con su industria del software.

En su momento fueron lindos edificios. Hoy sólo quedaron como el recuerdo de lo que pudo ser la ciudadela tecnológica.

Es chocante ver, en el caso de las ciudades capitales, que las alcaldías cobran el “sentaje” por vender cupcakes en la calle, en lugar de desarrollar la gastronomía y el turismo. Para estos miopes es mejor cobrarle cinco pesitos a la gente que vende en la calle, en vez de fomentar el emprendedurismo formal. Para ellos la extorsión y la presión a través de los impuestos municipales es lo único que funciona.

Y si ¿en lugar de presionar a la gente a que pague más impuestos por qué no darle un descuento a quien mantengan sus aceras con árboles?

Hay que cambiar esa lógica infantil, y conductista de tratar a la población como si fuera un niño de cuatro años, donde todo es castigo y obediencia.

Podríamos construir sociedades más evolucionadas donde se pague mejor a los profesores, tener centros culturales, y un amplio desarrollo de la economía naranja, preservando flora y fauna.

En fin, después de 20 años de engorde y despilfarro, viene la versión recargada de las vacas flacas, mejor conocida como Ajustes punto com.

Mónica Briançon Messinger es periodista.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad de la autora y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.