
ohnny Fernández queda atrapado en su pobre y cuestionada gestión en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Concluirá el período 2021-2026 sin controlar el Concejo Municipal, escasas obras de impacto y un mayoritario rechazo de la población por sus erráticas acciones políticas en la capital oriental y a nivel nacional.
Este domingo, los partidarios del también jefe de UCS desataron la violencia para impedir que el Concejo cruceño elija nueva directiva para la legislatura 2025-2026, pero no consiguieron frenar la sesión y por segundo año consecutivo sus excompañeros conducen la máxima instancia de decisión del municipio cruceño.
Israel Alcócer, quien presidió el Concejo al inicio de la gestión como integrante de la bancada de UCS, volvió a la presidencia pero como adversario político de Fernández, mientras que la concejal disidente Silvana Mucarzel pasó de la presidencia a la Secretaría del Concejo. El vicepresidente es el concejal José Alberti de Comunidad Autonómica.

Los concejales disidentes de UCS y opositores intentaron sesionar en predios de Concejo Municipal pero una orde de ucesistas, muchos de ellos funionarios del Ejecutivo Municipal, atacaron a los legisladores locales con petardos, sillazos y otros objetos.
Pero, los concejales determinaron sesionar en la Casona, una infraestructura perteneciente al Gobierno Municipal en el centro de la capital cruceña, y votaron por la nueva composición de la directiva, mientras los violentos arremetieron nuevamente buscando que aborte la elección.
Por el momento no se conoce un pronunciamiento de Fernández, quien ya fue alcalde de Santa Cruz a fines de la década de los 90 y prometió un tren urbano, transformación del casco viejo y otras grandes obras que no fueron materializadas por reducción del presupuesto y porque su relación funcional con el presidente Luis Arce no consiguió apoyo concreto a su gestión.
Al contrario, los concejales Manuel Saavedra y Juan Carlos Medrano se encargaron con investigaciones y operativos ciudadanos mostrar en redes sociales actos de corrupción y de abuso de poder en varias unidades de la Alcaldía de Fernández, colgando la etiqueta de gestión corrupta y comprometiendo el futuro político de la dinastía Fernández.