
uis Arce Catacora se va este 2025 como llegó a la presidencia de Bolivia en 2020. Reivindicó lo que se hizo en los 20 años de regímenes masistas y no dio paso a ninguna señal de autocrítica, sobre todo relacionada con la crisis multidimensional. En su último mensaje presidencial, a propósito del Bicentenario de la fundación de la República, dijo que "el ajayu del proceso de cambio sigue vivo".
Tras un repaso de los hitos históricos en la historia de 200 años de la República, tras el nacimiento el 6 de agosto de 1825, Arce enfatizó que “hoy el pueblo ya no es espectador, es el protagonista. No espera salvadores, construye destinos sin dueños ni patrones”.
"El ajayu del proceso de cambio sigue vivo” y mientras “haya un pueblo que luche, el ajayu estará ahí”, con lo que negó el fin del ciclo político del MAS en Bolivia.
Arce remarcó el legado de su gobierno y defendió las medidas, sobre todo de orden económico, que se pusieron en marcha desde el 8 de noviembre de 2020.
“El legado más poderoso que dejamos es el inicio de la industrialización, como camino irreversible hacia nuestra independencia económica”, aseguró el mandatario.
Señaló que el Gobierno “sentó las bases de una economía de base ancha, diversificada, que puso en marcha un plan de industrialización para dar un salto cualitativo en el camino hacia un horizonte desarrollo con soberanía económica”.
Reconoció dificultades con la escasez de combustibles, presión sobre divisas y especulación de precios de algunos productos, pero dejó establecido que son coyunturales y que no reflejan debilidad.
En su última participación en los actos oficiales por la fundación de Bolivia, Arce priorizó la defensa de su modelo económico con una narrativa que buscó conectar los 200 años de historia nacional con el proyecto que MAS impulsa desde 2006 sobre la base del movimiento popular.
Ante legisladores y representantes internacionales, el Jefe de Estado evitó toda alusión a la crisis institucional que enfrenta el país, dejando fuera de su intervención las demandas del Órgano Judicial, que celebró un acto paralelo a escasas cuadras del evento central.
Desde la histórica Casa de la Libertad en Sucre, símbolo de la independencia boliviana, Arce se presentó como el heredero y continuador de una lucha histórica por la soberanía y el control de los recursos naturales.
Arce compareció ante Bolivia y el mundo con un marcado aislamiento internacional. Solo estuvo acompañado por la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, María José Pinto, vicepresidenta de Ecuador, un par de cancilleres, presidentes de cámaras legisaltivas de otros países y representaciones de menor nivel de varias naciones poco conocidas en Bolivia.
Tampoco participó el Órgano Judicial, tras el intento de golpe institucional que se intentó aplicar mediante un consorcio de jueces y abogados, encabezado por el exministro de Justicia César Siles, para defenestrar magistrados y luego para desconocer autoridades que surjan de la votación de los bolivianos esl 17 de este mes.