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al parece que para que las cosas sean tomadas en cuenta, se tiene que persistir hasta el agotamiento para que lo que sucede se tome en su verdadera dimensión.

Sostuve y sostengo que Bolivia esta sometida a un golpe de Estado progresivo que es el mecanismo que utiliza el autoritario para confrontar a la democracia. Esta contradicción principal se manifiesta cotidianamente y de manera tan nítida en las diferentes acciones gubernamentales que son ensombrecidas por contradicciones secundarias como estatismo vs liberalismo, izquierda vs derecha, emergentes vs experimentados y otras de menor significación, que contribuyen a que la progresión golpista sea indetenible.

Mientras altisonantes voces creen encontrar la razón de ser en la difusa sombra de un socialismo ya inexistente reviviendo un liberalismo totalitario bajo los efluvios de Milei o algún otro personaje extranjero, o queriendo reproducir la pugna dada en otras latitudes o soñando que ha llegado la hora generacional de los pipiolos excluyendo a los experimentados, la dictadura se arropa y aprovecha utilizando estas contradicciones secundarias para encubrir la principal, lo que le permite moverse con gran comodidad en la ejecución de su estrategia de copamiento del poder total con procedimientos espurios inadmisibles en democracia.

Por supuesto que estas contradicciones secundarias en algún momento deberán ser resueltas a condición de resolver antes la contradicción principal. Por ejemplo, se insiste mucho en la reducción del Estado, para llegar a ese momento es imprescindible que se recupere la democracia para que la burocracia tenga un otro fin, mientras no se expulse del poder a la dictadura será imposible efectuar este cambio típicamente liberal que es un medio no un fin para la administración de un Estado.

Querer efectuar elecciones el 2025 en las actuales condiciones es otorgarle a la dictadura electoralizada las condiciones para que se reproduzca en el poder aun así se unan electoralmente todas las fuerzas opositoras, no se trata únicamente de vencer en las urnas por cinco años, se trata de abrir un periodo democrático de largo aliento en el que podrían recién rebrotar como importantes las ahora contradicciones secundarias.

En esta perspectiva cualquier unidad opositora no debería excluir a nadie, por la sencilla razón de que ningún opositor tiene la fuerza suficiente para valerse por si mismo y confrontarse al MAS exitosamente.

En la analogía futbolera, que tan de moda está, lo que corresponde es armar una selección opositora en la que son necesarios actores en la banda derecha como en la banda izquierda, a la vez que son necesarios actores que copen el centro, como otros que contengan las arremetidas del masismo y delanteros capaces que rompan las líneas contrarias.

Es necesario ganar el partido el 2025 pero más importante es ganar el campeonato en los próximos años sosteniendo la democracia por un largo periodo, el entusiasmo de una o algunas victorias puede luego ocasionar goleadas catastróficas que a diferencia del fútbol, en el que no pasa más que eso, en la política cuesta sangre.

Las condiciones objetivas están dadas: el contrincante se desmorona, su único sustento ahora son algunos sectores prebéndales radicales, una burocracia agotada de ser manipulada y unas cúpulas militares y policiales cada vez más dubitativas de su adscripción a la dictadura.

La ciudadanía cansada e indignada busca una conducción política, no de un mesías sino de un proyecto que le garantice el futuro, que ponga las cosas en su lugar con un equipo de conductores solventes y decididos a asumir la reconstrucción de la República y la nación boliviana para el siglo XXI.

Frenar esta locura en la que nos ha metido el masismo, requiere de mucha racionalidad y fortaleza, hemos llegado a tal punto en el que un prófugo de la justicia bloquea caminos para que no se lo aprese y el poder político inerme deja hacer y deja pasar. Los miles de presos sin condena en lugar de contratar abogados y perder su tiempo en procesos judiciales interminables ante jueces y fiscales corruptos, podrían organizar a sus amigos y familiares que esten dispuestos a tomar medidas de presión para eludir su responsabilidad penal.

Cuidado el ejemplo de la dictadura en el tratamiento de temas tan delicados como la responsabilidad ciudadana en estrados judiciales es de lo peor, la norma escrita ha sido expulsada de la cultura de convivencia organizada de los bolivianos, no sirve lo que prescribe la ley, sirve lo que manda el que tiene fuerza y es violento.

Hollywood nos grafica en magnificas producciones cinematográficas el comportamiento de las mafias en su relación con la política y su influencia perversa sobre las sociedades con el poder del dinero, estos grupos delincuenciales adquieren, en determinado momento, roles paraestatales en el uso de la fuerza reemplazando a los que deberían tener el monopolio de la misma.

En Latinoamérica, no en una película, las mafias instaladas tienen una presencia creciente en el ejercicio o disputa del poder político, con menos glamour que sus pares cinematográficos, pero con prácticas igualmente letales para nuestros Estados.

Estamos en un delicado como importante momento, no podemos equivocarnos en identificar la contradicción principal, las señales son claras y la respuesta debe estar a tono, al margen de los deseos y aspiraciones personales.

Germán Gutiérrez Gantier es abogado y político.

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Datápolis.bo.